El fin de semana pasado, dos adolescentes fueron internados en el Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (INISA) por el homicidio de un hombre de 81 años, que murió estrangulado en Rocha en un copamiento. Lo ataron a la cama, lo estrangularon usando una corbata y se llevaron 500 pesos.
El expediente judicial del caso revela otros detalles del contexto del crimen y la forma en que fue planeado por tres adolescentes (dos de 15 años y uno de 17 años).
Los jóvenes planearon hurtar la casa del anciano, que vivía solo tras haber quedado viudo pero era visitado a diario por sus hijos.
Uno de los adolescentes vivía a tres casas del domicilio del jubilado. Los tres urdieron el plan porque estaban seguros de que cobraba una buena jubilación, según dijo uno de ellos, que coincidió en un local de Abitab con la víctima. Además, aportó datos sobre su rutina y la forma de ingresar a la casa.
Los tres se reunieron el 11 de mayo en la Plaza de los Pinos y resolvieron robar la cantina del liceo 2.
Ingresaron al patio por un portón de noche, pero cancelaron el plan luego de que un vecino los viera. Nuevamente en el patio, resolvieron asaltar la casa del jubilado, pero uno de ellos (el que vivía cerca y que había aportado la mayoría de los datos) se negó a formar parte de los hechos.
Los otros dos , con la información que poseían, abrieron el zaguán que estaba cerrado (pero sin llave), accedieron al comedor y finalmente al cuarto, donde el hombre descansaba. Lo inmovilizaron y ataron con una corbata usando un nudo complejo. "Ataron fuertemente las manos del anciano y pasaron el otro extremo por su cuello con dos vueltas de tal manera que cualquier movimiento que hiciera con sus manos le provocaría el ahorcamiento", indica el expediente.
La víctima se movía "intentando zafar" y uno de los adolescentes le clavó un cuchillo en el lado derecho del cuello, mientras el otro buscaba plata en la casa. "Cuando vieron que el anciano sangraba, se asustaron, cortaron la corbata en la parte que unía la atadura de las manos con la del cuello y se retiraron del lugar", cuenta el parte.
Uno de ellos escapó y el otro fue a la casa del otro cómplice, el vecino, al que le mostró el escaso botín obtenido (menos de 500 pesos), quedándose a dormir en su casa. Ambos, al enterarse de la muerte del anciano y al llegar la policía, "se unieron al público que morbosamente observaba la terrible escena".
El forense determinó que la muerte fue por asfixia "por doble mecanismo de ahorcamiento y compresión de vía aérea superior por hematoma de piso de boca secundario a herida punzante en el cuello, ambas lesiones de mecanismo homicida". La muerte se produjo entre las 21 y las 23 horas.
Los jóvenes aseguran que el anciano estaba con vida cuando se retiraron.
La defensa de los jóvenes argumentó que la muerte no fue intencional y que los jóvenes incluso cortaron las ataduras para liberarlo, por lo que "no corresponden los agravantes solicitados por la Fiscalía". La abogada del adolescente que no participó en los hechos pidió que no se le aplicara ninguna medida cautelar porque a su juicio no hay pruebas de que haya "cooperado moral o materialmente al delito".
La policía encontró huellas dactilares en la lámpara del cuarto, lo que permitió dar con la identidad de unos de los adolescentes (que a su vez identificó a los otros dos).
La Justicia dispuso el inicio del proceso infraccional para los dos adolescentes que ingresaron al domicilio, pero consideró que los datos que aportó su cómplice, con anterioridad a los hechos, no son suficientes para tipificarle homicidio ni atribuirle responsabilidades penales.
Se sopesará la intencionalidad de los otros dos analizando los medios usados para reducir al octogenario , la modalidad usada y la pluriparticipación en el crimen, entre otros aspectos.
El 1 de junio habrá reconstrucción y nueva audiencia, que podrá determinar estos factores.
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