Cada madrugada es convocada la ayuda del personal sanitario del centro de primer atención de La Paloma para prestar asistencia a jóvenes alcoholizados o drogados que permanecen tirados en la calle ò en cunetas.
Residentes del balneario le dijeron a Rochaaldia que se torna imposible la convivencia con los jóvenes,y solicitan una rápida actuación de parte de las autoridades competentes.
Denuncian bailes callejeros que comienzan pasada la medianoche y que se extienden hasta las salida del sol y un poco màs.
Nos relataron que en una finca funciona un pub que cobra la entrada y es un boliche bailable,lo cual ya notificaron al inspector de ruidos molestos sobre tal situación .
Estos vecinos nos entregaron una carta la cual fue presentada en la seccional policial del balneario para que se dispongan las medidas necesarias para hacer cesar en forma efectiva los desmanes y contaminación sonora y sanitaria que se producen en La Pedrera ininterrumpidamente desde año nuevo, noche a noche.
Los vecinos expresan que contrariando la normativa vigente y a pesar de las muy difundidas promesas de las autoridades, en el sentido de que "no se habilitarían boliches bailables", la calle principal se ha convertido de hecho en un boliche a cielo abierto, obviamente sin baños, que inicia sus actividades alrededor de la medianoche y concluye al día siguiente, cuando a sus entusiastas participantes los vence el cansancio, nunca antes de las 8 am.
Los llamados a los inspectores de ruidos molestos y/o a la
fuerza policial resultan infructuosos, bien porque los funcionarios son
ignorados (y hasta burlados por los "sonorizadores"), o porque bajan
un momento el volumen para luego continuar como si nada.
Y nada pasa.
En cambio, se ha dado el caso de un vecino que fue demorado
5 horas en la comisaría, por ir a quejarse en forma airada.
Solicitamos que se tomen cartas en el asunto, lo que va más
allá de una multa al propietario, cuyo costo en todo caso se diluye entre las
decenas de "inquilinos" que ocupan la propiedad: es preciso hacer
cesar efectivamente la fiesta no autorizada en resguardo del descanso de
vecinos e inquilinos. Y no consentir el flagrante desacato en que incurren
quienes dan a las autoridades un trato notoriamente desconsiderado.