Globalmente el consumo promedio de sal es de dos a tres veces más alto que la cantidad máxima recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es de cinco gramos por día, cantidad equivalente a 200 miligramos de sodio.
Mario Zalarayan, director de la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular, informó que en Uruguay consumimos más del doble de lo recomendado.
“Hay que promover un consumo saludable de sal en toda la población, principalmente en los niños”, destacó.
Según explicó la licenciada en nutrición Gabriela González hay que prestar atención a la cantidad de sodio que contienen los productos envasados.
La Semana de sensibilización sobre la sal tiene lugar con el incentivo de la organización Acción Mundial de Sal y Salud, y Acción Latino Americana de Sal y Salud (ALASS), y cuenta con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
La sal es un compuesto de sodio y cloro, ambos, minerales necesarios para el organismo en cantidades normales.
En muchos países de la región, el 75 % de la sal proviene de alimentos como el pan, los fiambres y embutidos, las pizzas y sopas deshidratadas, los caldos en cubos, las salsas comerciales, etc. razón por la cual se recomienda leer los rótulos de los alimentos y elegir aquellos con menor contenido de sal.
El rótulo es toda inscripción, leyenda o imagen adherida al envase del alimento cuya función es brindar al consumidor información sobre las propiedades del mismo. Esto permite conocer si contiene o no sal agregada en su composición a partir del listado de ingredientes declarado y de los valores de sodio indicados.
Si bien se deben llevar hábitos alimentarios saludables para reducir el consumo de sal diariamente -y como resultado de esto, disminuir la incidencia de enfermedades cardiovasculares como la hipertensión- lo más relevante a tener en cuenta es que no hay que dejar de consumir sal, sino que hay que disminuir su cantidad, siempre y cuando no haya alguna enfermedad que determine lo contrario.