viernes, 4 de marzo de 2016

Martín Valdez .¿Y QUÉ HACEMOS CONTRA LA INSEGURIDAD?

Columna del Edil Lista 84| 
Partido Nacional
Sabido es por todos los que leen esta nota los hechos ocurridos en la Plaza Independencia de la ciudad de Rocha, capital del departamento. Ante dicho suceso –tiroteos como ajuste de cuenta entre delincuentes, discurso ya oficial del Ministerio del Interior y la Policía Nacional- muchos vecinos e incluso referentes políticos han manifestado (tal como quien escribe lo hace) su parecer acerca del tema y de paso, sobre la seguridad pública en general. 

He aquí mi opinión que ha tenido variaciones varias desde que comencé a militar en política, hace unos cinco años, fruto quizás de un proceso de madurez que fue incentivado por motivos varios.

En mi humilde parecer creo que el tema seguridad pública tiene una connotación política, y política partidaria. Es decir, aquí la responsabilidad lisa y llanamente es de quien ocupa el Ministerio del Interior (E.Bonomi) y del subsecretario (hermano del Pte. Vázquez, y eso que no iban a acomodar familiares). Aquí lo que queda claro es que el Ministro del interior y su equipo son inútiles para controlar la situación que hoy azota al Uruguay y más inútiles aún para gestionar efectivamente el cuerpo policial.




Mucha tinta y poca solución, así podríamos definir lo que el Ministerio viene haciendo en política de prevención del delito y, eventualmente, sofoque del mismo. Esto se resuelve: primero, quitando al Ministro, y luego, leyendo los programas de gobierno a la hora de votar.

Luego de la responsabilidad del Ministro que está atornillado al sillón (palabras del Pte. Mujica), naturalmente cabe la responsabilidad del sistema penitenciario. Nuestra Constitución vigente versa de una manera hasta poética si se quiere que las cárceles no servirán para mortificar y si lo harán para rehabilitar al procesado.

¿Qué cárcel rehabilita? No seamos hipócritas, manteniendo en cautiverio a los reclusos no rehabilitamos a nadie. La cosa es clara, el procesado tiene sobre sí una pena y una deuda con la sociedad, pues que el sistema penitenciario durante la reclusión haga que el individuo trabaje, produzca, repare y así entienda el sacrificio y enmiende la fractura que causó a su gente. Mucha burocracia penitenciaria y los resultados cada vez son menos.

Lo mismo con el I.N.A.U y los menores infractores, una institución que fue creada para amparar a los huérfanos o los que por alguna razón no tienen contención familiar hoy se convierte en una cárcel de menores (PARADOJA: NO VOTAMOS LA REFORMA PERO ESTÁN EN CENTROS DE RECLUSIÓN IGUALMENTE)

Y finalmente, hay una gran responsabilidad social. ¿No será que el consumismo y el individualismo nos hizo dejar de lado lo afectivo y los valores? Como comunidad tenemos un gran debe en revitalizar los valores, que por viejos no son obsoletos.

El respeto, la solidaridad, la empatía, la tradición…¡pah! Cuánto perdimos en una década y qué poco hacemos por volverlo a recuperar.

Lector, lectora: el mensaje es simple. Cambiemos cada uno de nosotros, preocupémonos por el colectivo, por el todo, dejemos el “yo-yo” de lado y de poner la culpa de persona en persona y pensemos un poco más en la sociedad y en el futuro de todos y de apoco la cosa va a ir mejorando.

Pero sigamos en este rumbo, sigamos fomentando el consumismo (que no va como critica al capitalismo, jamás, no seamos necios y adelanto que será tema de otra columna) que seguramente en un futuro no muy lejano viviremos tras las rejas, y no tendremos futuro alguno en la medicina, en el derecho, en el Gobierno porque habremos perdido toda una generación que tenía mucho para aportar pero poco respaldo para comenzar.

Gracias por su tiempo.

Martìn Valdez.