Cuando cada vez más camionetas súper star reclaman: ¡Bajen el costo del Estado por favor! y las personas que deben travestirse en “unipersonales” atestan la DGI, esta cronista la va de contra. Por eso, esta nota a favor de todos los que quieren tener patrón. De todos los que están dispuestos a vender su inteligencia y fuerza de trabajo a precio justo y en horario a convenir para que la empresa haga pingües ganancias o el organismo público vaya sobre rieles. ¡Empleados, empleados! ¡Públicos y privados!
Por Margarita
Por allá por los años setenta una uruguaya que se instaló a vivir en Asunción Paraguay, descubrió que las empleadas domésticas ofrecían su trabajo “con pensar” o “sin pensar”. Si se la contrataba “con pensar”, el precio subía. La compatriota, que llegaba de un país en que los empleados pensaban siempre y actuaban, por lo general, en forma inconsulta, hubiera estado dispuesta a pagar más por alguien que aceptara conchabarse “sin pensar”. Esa nota irá otro día, pero, la anécdota resulta útil para poner por las nubes a los emplead@s que valoran y defienden sus destrezas sin disputar el lugar del que comanda la nave.
Mala prensaCuando a mi amigo empleado del Correo le preguntan en qué trabaja dice que hace artesanías para vender en la feria. Empezó a mentir hace un par de años cuando notó que declararse empleado público despertaba en sus semejantes sentimientos agresivos y mezquinos. El peor momento lo pasó en el casamiento de su prima cuando una mujer lo increpó porque sus cartas no llegaban en fecha y otro de los invitados lo llamó zángano.
Mi amigo cumple tareas necesarias en un horario fijo y a pesar de que su sueldo no es brillante, por ahora es seguro. Para él ser empleado es una bendición porque le deja tiempo libre para dibujar, su principal pasión, hacer las compras en los lugares más baratos y concurrir a las reuniones de la Comisión de Fomento de la escuela. No envidia el lugar de sus jefes pero, sabe que hay uno de ellos que no merece estar dónde está ni ganar lo que gana.
Con esto de que es artesano, evita problemas. La conversación se encarrila por caminos normales y, charla va, charla viene, ha ido adquiriendo formación teórica en la técnica del repujado en cuero. La esposa le dice que ya que sabe tanto pase a la práctica, pero él se niega porque se convertiría en trabajador independiente, sin horario y una gran incertidumbre monetaria.
Cacique despistadoOtra amiga, Mirta, empleada en un comercio, estuvo hace unos días al borde del colapso emocional. Su patrón, que nunca pasa por la tienda de mañana, se apareció con el planteo de que a partir de mayo, tenía que abrir una “unipersonal! y venderle sus servicios. La mujer agarró para el lado de los tomates y le dijo que ella era una persona decente, que sólo estaba dispuesta a vender lámparas y llevar el control de la caja como hasta ahora y no iba a dar ningún otro servicio, ni siquiera a él por más que fuera el patrón.
El comerciante le explicó que todos sus amigos ahora hacían así. Que no querían más empleados, solamente personal flexible, free lance, que facture.
Ella se puso el saco y le dio las llaves. “¿Para qué tengo patrón entonces?”, le dijo a modo de despedida. El hombre se agarró tal susto de perder a “Elsa, mi mano derecha” y sus mañanas de pesca, que le pidió perdón , le subió el sueldo y le dijo que se tomara la tarde libre.
Estos días Elsa parece más alta. Hasta ahora no sabe si el patrón había desayunado con grappa, seguido un curso de marketing por correspondencia o escuchado un mal consejo. Tiene que estar atenta porque lo peor que le puede pasar al empleado es que se pire el patrón y el suyo, hasta ahora había sido de los buenos.
AclaraciónLos que conocen a fondo el idioma castellano, son constantes hacedores de crucigramas o leen en los ratos libres la letra O del diccionario saben de sobra que una oda es una “composición poética de tono solemne en alabanza de algo o alguien”. Así que lo del título no vale porque aquí se alaba sí a dos emplead@s pero en prosa y sin demasiada solemnidad. Para la poesía está Anselmo, quien aumentó sus precios por escribirla por encargo. Desde que factura y trabaja free, se le subieron los humos a la cabeza.
Por Margarita
Por allá por los años setenta una uruguaya que se instaló a vivir en Asunción Paraguay, descubrió que las empleadas domésticas ofrecían su trabajo “con pensar” o “sin pensar”. Si se la contrataba “con pensar”, el precio subía. La compatriota, que llegaba de un país en que los empleados pensaban siempre y actuaban, por lo general, en forma inconsulta, hubiera estado dispuesta a pagar más por alguien que aceptara conchabarse “sin pensar”. Esa nota irá otro día, pero, la anécdota resulta útil para poner por las nubes a los emplead@s que valoran y defienden sus destrezas sin disputar el lugar del que comanda la nave.
Mala prensaCuando a mi amigo empleado del Correo le preguntan en qué trabaja dice que hace artesanías para vender en la feria. Empezó a mentir hace un par de años cuando notó que declararse empleado público despertaba en sus semejantes sentimientos agresivos y mezquinos. El peor momento lo pasó en el casamiento de su prima cuando una mujer lo increpó porque sus cartas no llegaban en fecha y otro de los invitados lo llamó zángano.
Mi amigo cumple tareas necesarias en un horario fijo y a pesar de que su sueldo no es brillante, por ahora es seguro. Para él ser empleado es una bendición porque le deja tiempo libre para dibujar, su principal pasión, hacer las compras en los lugares más baratos y concurrir a las reuniones de la Comisión de Fomento de la escuela. No envidia el lugar de sus jefes pero, sabe que hay uno de ellos que no merece estar dónde está ni ganar lo que gana.
Con esto de que es artesano, evita problemas. La conversación se encarrila por caminos normales y, charla va, charla viene, ha ido adquiriendo formación teórica en la técnica del repujado en cuero. La esposa le dice que ya que sabe tanto pase a la práctica, pero él se niega porque se convertiría en trabajador independiente, sin horario y una gran incertidumbre monetaria.
Cacique despistadoOtra amiga, Mirta, empleada en un comercio, estuvo hace unos días al borde del colapso emocional. Su patrón, que nunca pasa por la tienda de mañana, se apareció con el planteo de que a partir de mayo, tenía que abrir una “unipersonal! y venderle sus servicios. La mujer agarró para el lado de los tomates y le dijo que ella era una persona decente, que sólo estaba dispuesta a vender lámparas y llevar el control de la caja como hasta ahora y no iba a dar ningún otro servicio, ni siquiera a él por más que fuera el patrón.
El comerciante le explicó que todos sus amigos ahora hacían así. Que no querían más empleados, solamente personal flexible, free lance, que facture.
Ella se puso el saco y le dio las llaves. “¿Para qué tengo patrón entonces?”, le dijo a modo de despedida. El hombre se agarró tal susto de perder a “Elsa, mi mano derecha” y sus mañanas de pesca, que le pidió perdón , le subió el sueldo y le dijo que se tomara la tarde libre.
Estos días Elsa parece más alta. Hasta ahora no sabe si el patrón había desayunado con grappa, seguido un curso de marketing por correspondencia o escuchado un mal consejo. Tiene que estar atenta porque lo peor que le puede pasar al empleado es que se pire el patrón y el suyo, hasta ahora había sido de los buenos.
AclaraciónLos que conocen a fondo el idioma castellano, son constantes hacedores de crucigramas o leen en los ratos libres la letra O del diccionario saben de sobra que una oda es una “composición poética de tono solemne en alabanza de algo o alguien”. Así que lo del título no vale porque aquí se alaba sí a dos emplead@s pero en prosa y sin demasiada solemnidad. Para la poesía está Anselmo, quien aumentó sus precios por escribirla por encargo. Desde que factura y trabaja free, se le subieron los humos a la cabeza.