lunes, 9 de julio de 2012

MSP quiere discutir “viabilidad”

de los bebés de bajo peso extremo,.Casi 30% de los menores de 1 año fallecidos en 2011
pesaron menos de un kilo al nacer

Históricamente los obstetras y los pediatras han ido modificando sus criterios sobre cuándo vale la pena reanimar o brindar plenos cuidados intensivos a un niño que nace con un determinado peso y desarrollo de los órganos vitales, y cuándo no. En el siglo XX muchos médicos descartaban toda esperanza de sobrevida a los que pesan menos de 1.000 gramos. Hoy, siguiendo el criterio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los profesionales se apegan al criterio de que todo niño cuyo corazón late, está vivo, y actúan en consecuencia.
A raíz de la noticia de que en 2011 aumentó la mortalidad infantil, y con la certeza de que son los niños que pesan menos de un kilo los que “engrosan las cifras”, el director de Salud de la Niñez del Ministerio de Salud Pública (MSP), Gustavo Giachetto, considera que sería “bueno” e “importante” abordar una discusión ética sobre la “viabilidad de los microprematuros”.
En diálogo con El Observador, Giachetto manifestó que el MSP no tiene una posición oficial, pero que es un tema que a la interna se ha “conversado muchas veces” y que los países desarrollados han debatido hasta llegar a un consenso.



Una investigación del Comité de Neonatología de la Sociedad Paraguaya de Pediatría del año 2010 analiza la experiencia de varios países que establecieron “límites de viabilidad” en función de los datos disponibles acerca de la sobrevida de niños prematuros.
El consenso general entre los neonatólogos, de acuerdo a la misma investigación, es que existe un límite de edad gestacional para proceder a reanimar: la semana 22. Entre la 23 y la 24 se considera “zona gris”, y en estos casos la decisión suele estar atravesada por el criterio de los padres y el médico tratante.
Hay países que elaboraron guías sobre cómo proceder en estos casos. Cuando se considera que no se puede hacer nada por un niño, se apuesta a brindarle los cuidados paliativos necesarios para que no sufra.
“No sé si deberíamos llegar a fijar un estándar, pero sí debatir sobre nuestra capacidad de dar viabilidad a esos chiquitos”, señaló Giachetto.
Según José Luis Díaz-Rossello,  especialista en pediatría perinatal y consultor de la OMS, las políticas sanitarias no deberían fijar estándares, sino “tratar que los niños que tienen mayor probabilidad de no morir, no se mueran”.
El experto dijo a El Observador que el MSP debería observar las estadísticas de los países que mejoraron su mortalidad neonatal, identificar aquellos grupos en los que Uruguay está  “rezagado”, y apuntar a mejorar la atención que reciben esos niños, porque es allí que se puede combatir la mortalidad.
La sobrevida en cifras
En la “gran mayoría” de los casos con peso de entre 700 y 1.500 gramos, la mortalidad es “evitable”, afirmó Díaz-Rossello. Por debajo de 600 gramos, es “anecdótica”.
De acuerdo al MSP, en 2011 fallecieron 417 niños menores de 1 año. De estos, 120 pesaron menos de un kilo, lo que implica que 30% tuvo  “extremo bajo peso”, según la clasificación internacional.
De 212 niños que nacieron pesando entre 600 y 999 gramos, falleció el 47,6 % (101). En tanto, 31 niños nacieron con un peso menor a 600 gramos, de los cuales el 61% (19) no logró sobrevivir.
Más allá de la sobrevida
Giachetto cree que para lograr una discusión “seria y profunda” se precisan más datos sobre “lo que pasa con esos niños después”.
“Para tomar decisiones de gerenciamiento público es importante saber qué resultados se tienen a largo plazo. No alcanza con mejorar el CTI y corregir la mortalidad de la primera semana. Hay que ver qué futuro tiene el que pesó 700 gramos (cuando llega) a los 5 o 6 años”, dijo.
El jerarca reconoció que el MSP no tiene esa información, pero que se apresta a recabarla porque lo siente como una “necesidad”. “Ya tenemos identificados a los que nacieron con menos de 1.000 gramos el año pasado y ahora algunos ya tienen 2 años”, razonó.
En la investigación paraguaya mencionada se hace referencia a un estudio que revela que el 73% de los niños que nacieron entre las 22 y las 25 semanas de edad gestacional presentó “secuelas neurológicas”. El 61% de estos tuvo “grave afectación del sistema nervioso central”.
Con todo, Giachetto se mostró cauto y temeroso ante la reacción que sus declaraciones podrían provocar. “Me da miedo hablar sobre el tema porque se puede herir la sensibilidad”, confesó a El Observador. “Imaginate una mamá que tuvo un bebé de ese peso. Para ella ese niño es todo. Para poder explicarle a esa mamá cuáles son los riesgos, tendría que haber más sensibilidad en la población”, dijo.
Además, Giachetto cree que la sociedad uruguaya es “muy conservadora” y desconfía que se pueda llegar a un consenso.
Díaz-Rossello apuntó que es imprescindible contar con foros de análisis y datos precisos para “sustentar la decisión ética de iniciar o mantener los cuidados, con la convicción de que no se está incurriendo en un ensañamiento terapéutico. Este juicio ético debe ser producto de la convicción y no de la imposición”.
La Sociedad Uruguaya de Neonatología y Pediatría Intensiva indicó que no han debatido el tema lo suficiente y que no tienen una postura oficial.
fuente ELOBSERVADOR