“Sabemos lo que todo el mundo sabe”, es la respuesta más
común cuando algún curioso pregunta a los pobladores de Punta del Diablo acerca
de la famosa “Casa de la Viuda”, esa mansión de techo rojo que vemos entre las
rocas, junto a un pequeño faro, en el extremo sur de la Playa de la Viuda a la
que da nombre.
Después de tomarse unos segundos, algunos se animan a
revelar un poco más sobre la leyenda y comienzan diciendo –aunque tímidamente,
como sin querer molestarla– que allí vivió en los años 50 una mujer argentina,
viuda de un hombre muy rico. La historia de esta viuda es uno de los enigmas
que dan identidad al pueblo, y que aún guarda algunos rincones oscuros.
Una viuda argentina, el hilo conductor de la leyenda
Nadie sabe con exactitud cómo la Viuda llegó a ese lugar en
una época en el que el balneario era prácticamente desconocido - ni siquiera
aparecía en el mapa- y tenía pocos habitantes. También es un misterio cómo se
logró construir semejante casa (además del faro) en el medio de la nada, ni qué
pasó con ella.
La leyenda tiene un gran vacío, porque, de repente, la casa
pasó a manos de unos europeos, pero nadie tiene claro si la viuda vendió la
casa o se murió. Lo cierto es que ella ya no vive en esa mansión desde hace 40
años o más, pero todo el que cuenta la historia de la casa, se refiere a la
“Casa de la Viuda”.
Dicen que ahora viven allí unos franceses, o unos belgas, o
unos alemanes.
¿Quién era esa misteriosa viuda?
Con la historia bastante delineada, nos propusimos averiguar
algo más: quién era la tan citada viuda.
Nos contaron que llegó a Uruguay
disparando de la Revolución Libertadora, la dictadura argentina que derrocó al
presidente Juan Domingo Perón.
María Gebrán se llamaba, y su esposo era el Sr.
Verdín.
A Punta del Diablo llegó ya viuda y con sus hijas. Era rica, algunos
dicen que porque en Argentina era dueña de una cadena de farmacias, y otros
dicen que porque de su esposo heredó una empresa conocida como “La Franco
Argentina Seguros”.
Lo que hoy se conoce como la “Casa de la Viuda” fue el casco
de una de sus estancias, porque también tenía campos en la zona, por el Camino
del Indio y por la ruta 14. Los lugareños que la vieron llegar cuentan que la
plata la traía escondida, por ejemplo, en las cubiertas del auto. Cada tanto
llegaban camiones de la mudanza, y la viuda contrataba gente del balneario para
descargarlos.
Según la leyenda, la viuda de Verdín consiguió instalarse allí tras un acuerdo con
el gobierno uruguayo, por el cual debía construir y mantener el faro que hoy
conocemos como “el Faro de la Viuda”. Sin embargo, esto no puede ser cierto,
porque cuando María de Verdín llegó con sus hijas a ese lugar, la casa ya
estaba construida.
La Viuda no fue la primera dueña
¿La Viuda construyó la casa?
La respuesta nos llega a través de Lirio Rocha, que llegó en 1940 a
Punta del Diablo cuando tenía 16 años, y sigue allí hoy, a los 90. En aquel
entonces la casa en cuestión ya existía, y su dueño era Emiliano Cuadrado, un
hombre rico de Castillos.
Lo que no recuerda Lirio es si, al lado de la casa, el faro
ya estaba construido o no. La casa sí, e incluso puede no haber sido construida
por Cuadrado. Esto descarta el hecho de que la viuda de Verdín haya llegado a
un acuerdo con el gobierno uruguayo para construir su casa ahí.
Lo que sí puede ser verdad es que la mujer argentina haya
ofrecido hacerse cargo de construir –o mantener, en el caso de que ya estuviese
construido – el faro que se encuentra al lado de la casa, a cambio de que la
casa no fuese demolida, ya que se encontraba en una zona donde no se permitía
construir.
La familia Stiberling
“Sé que hay gente en la casa porque veo movimiento, pero no
sé quiénes son”, cuenta “Rayito” una mujer que nació y vive en Punta del
Diablo.
“Era una familia, sé que uno falleció, y viste que después se hereda…”,
dice otra lugareña.
Y un hombre, que por haberla escuchado en el balneario
conoce la leyenda, la da por finalizada diciendo que “falleció uno de los
hermanos, fueron falleciendo todos, y ahora no sé quién tiene la casa”.
Por mantener la leyenda viva, por guardar el secreto, por
miedo o por desconocimiento, la mayoría de los que viven en Punta del Diablo
dicen poco y nada de los dueños actuales de la estancia. Incluso, para algunos,
la leyenda es leyenda porque allí vivió un ser enigmático, la Viuda, y hoy,
"nadie sabe" quién vive allí.
La realidad es que la viuda no fue la última dueña. Hacia
los años 70 le vendió la estancia a una familia belga, de apellido Stiberling.
Desde que estos europeos se alojaron en la “Casa de la Viuda”, los que conocen
la zona la destacan por dos particularidades. La primera es que en el predio de
la casa hay una pista de aterrizaje, porque los Stiberling usaban avionetas
como medio de transporte, y hay quienes una vez vieron que una avioneta se
estrelló. La segunda es que no les gustaba que la gente ingresara a su predio.
Sucedía que el faro funcionaba como atractivo para turistas que se acercaban a
contemplarlo, sin saber que estaban en una propiedad privada. Generalmente, se
encontraban con un cuidador que estaba armado, y según los lugareños, no tenía
problemas en disparar, aunque nunca lastimó a nadie.
La casa por dentro
Marcelo, nieto de Lirio Rocha, es uno de los pocos
privilegiados que visitó la casa, porque su padre conocía al cuidador. Le
pedían permiso para ir a pescar desde las rocas, y un día, el cuidador los
invitó a visitar la casa. Tenía 10 o 12 años y lo que más le llamó la atención
fue el sótano, lleno de vinos.
Entre las rocas se encontraban las bombas que llenaban
una piscina con agua del océano.
Además, Marcelo recuerda ver en la estancia a "un
hombre flaco, alto, que siempre andaba de casco blanco”. Ese fue el último de
los Stiberling originales, quien falleció en la estancia atropellado por un
camión. Sus herederos serían los actuales dueños de la estancia.
¿Dónde está la Viuda?
En Punta del Diablo, “lo que todo el mundo sabe”, es, más
bien, poco. Casi nadie conoce a los dueños actuales, y a la Viuda, luego de que
vendió la casa, nunca nadie más la vio.
Dicen que murió hace pocos años, pero
su legado quedó en el faro, en la playa y en la casa, porque la leyenda se
transmite de generación en generación y para muchos, la “Casa de la Viuda”
sigue guardando un misterioso secreto.
fuente.casaseneleste.com