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Se inicia un nuevo año escolar, y es menester tener presente algunas medidas a tomar, en cuanto a la incorporación al tránsito y la movilidad de prescolares, escolares, liceales y sus respectivos tutores.
Hay cuestiones evidentes, como las señalizaciones reglamentarias de tránsito, las sendas para circular demarcadas, y las delimitaciones de prohibidos de circulación (barreras de contención frente a locales escolares) que no ameritan mayor discusión sobre una actitud de respeto hacia las mismas.
Manejarse con los chicos por las sendas de circulación peatonal, y/o con respeto frente a los cruces semaforizados, es un hábito a enseñar que se convertirá en una buena –pero sobre todo segura- conducta.
Los transportes de carácter escolar (camioneta) por reglamentación, tienen la obligatoriedad de contar con cinturones de seguridad de tres puntas para todas las plazas del vehículo; y es bueno que los propios referentes parentales de los chicos fiscalicen que esto se cumpla.

Las puertas de acceso a los centros educativos deben estar en lo posible, liberadas de aglomeraciones y vehículos mal estacionados (doble fila), puesto que si bien es ‘más cómodo’ bajar/subir en la puerta, la concentración desordenada genera una barrera visual en un punto crítico de peatones vulnerables como son los chicos (con cargas de mochilas y paso enlentecido), a la vez que promueven una espiral de desorden donde se pierden los límites de respeto de las señalizaciones vigentes y de las conductas correctas a asumir.
También el acceso y servicio de las paradas de ómnibus se vuelven puntos críticos. Es importante trasmitir prácticas saludables en cuanto a la espera de los servicios (en lo posible realizar una fila para ascender, fiscalización/acompañamiento de los responsables de los centros educativos, intervención amable de adultos para que los chicos respeten la espera sobre la acera).
Por estos días, entonces, los escenarios en torno a los centros educativos de cualquier tipo, se modifican. Se modifican para los conductores y peatones habituales de dichas zonas, y también para los que se incorporan eventualmente. Unos y otros a su vez, cargan la ansiedad de rencuentros, de novedades, de proyectos para el año que se inicia, de la resolución de rutinas que nos acompañarán durante varios meses. Este estado anímico –presente aunque no nos percatemos de él- es parte de las acotaciones que nos condicionan, tanto para circular, como para conducir en cualquier rol que al sistema de tránsito haga en sí.
La recomendación entonces es: prudencia, manejo de los tiempos, de la exposición al riesgo y de las medidas preventivas que lo minimicen.
Los adultos son los referentes naturales de sus pequeños y preadolescentes; y éstos se modelan en función de las conductas que aquellos les trasmiten naturalmente y enseñan explícitamente.
UNASEV mantiene su compromiso de adhesión a los aprendizajes colaborativos de buenas prácticas de todos los usuarios del tránsito, tendientes al empoderamiento social de las mismas y a la construcción colectiva de comunidades seguras.
La prédica que planteamos en cada intervención a lo largo y ancho del país pasa por:
- aprender a reconocer los factores de riesgo en la vía pública y tomar decisiones acertadas, mediante conductas seguras en la misma
- aprender a ver, o sea a mirar con atención, valorar las situaciones del tránsito peatonal-vehicular y asegurarse de ser vistos, reforzándolo con elementos reflectivos
- abstenerse de cruzar, ante la duda de hacerlo o no, como forma de autoprotección
Este año lectivo que se inicia “en el tránsito nos cuidamos entre todos”.