viernes, 20 de abril de 2012

alguna trampita hay

Vivimos etapas de crecimiento y estabilidad económica.,dijo el edil Herman Alsina.
 Hoy la preocupación de la gente ya no es exclusivamente el mero llegar a fin de mes y cubrir la luz, el agua, teléfono y necesidades básicas. El tema que me preocupa es la necesidad que tenemos como sociedad de acceder a bienes de consumo que, debido a las facilidades que ofrece el mercado, estamos accediendo y en la mayoría de los casos endeudándonos.
Hoy la felicidad en muchos casos está relacionada al tener. Tener esos bienes que el mercado nos ofrece con cada propaganda, propaganda ésta que nos hace saber que la felicidad en la vida, la realización personal, el bien familiar pasa por adquirir productos. Muchas veces ahí empieza el problema, si no tenemos el dinero para hacernos de esa felicidad no precisamos preocuparnos. El mercado nos ofrece una amplia oferta de empresas que nos financian esa felicidad en doce, veinticuatro o treinta y seis cuotas. Actores de renombre, bellas chicas, presentadores de programas de mucha audiencia, hasta disfrazados de super héroes nos trasmiten lo fácil que llegamos a la felicidad, sino nos basta llevar la cédula de identidad. Una vez ahí, personal con una amabilidad impresionante nos indica las opciones que nos ofrecen de adquirir sus servicios, ejemplo: trece mil pesos en quince cuotas de mil trescientos treinta y cuatro.; veintiún mil pesos en dieciocho cuotas de mil novecientos veintiuno, treinta y seis mil pesos en treinta cuotas de dos mil quinientos ochenta pesos, etc.
No cuestiono la legalidad de los servicios ofrecidos porque los mismos están regulados por el Banco Central. Lo que sí me parece que tendría que regularse es la información brindada a los usuarios de esos servicios.
Generalmente en el mostrador no se informa el monto total a pagar y en la folletería sí se informa pero en letra muy pequeña, apenas legible, contrastando con la información sobre las facilidades de pago, esas sí en letra grande.
Lo que quisiera es que se legisle en cuanto a la información que deben de brindar a los usuarios dichas financieras, dejando en forma clara el precio total final, intereses incluídos que deben abonarse, así como también los intereses y moras de los mismos en caso de atrasos en el pago de cuotas. Sobran casos de personas- sobre todo humildes-, que sacan préstamos de ese tipo para ir pagando atrasos de otros.
Para terminar dejo la cuenta resuelta de los montos a pagar en los ejemplos antes mencionados: Para los trece mil pesos el precio final a pagar será de veinte mil diez; para los veintiún mil pesos será de treinta y cuatro mil quinientos setenta y ocho; y para los treinta y seis mil será de setenta y siete mil cuatrocientos pesos o sea que en este caso el acceso a esa felicidad mostrada en las propagandas nos costará más del doble.
Pido a la población que piense bien antes de usar estos préstamos, informarse y que estas palabras pasen al señor Ministro de Economía y Finanzas, al señor Presidente de la República que doy por descontado ha de compartir esta preocupación, a las Comisiones de Hacienda de las Cámaras de Diputados y Senadores y a la Dirección de Defensa del Consumidor.