La Comuna de Rocha ,la dirección de turismo ,la corporación Rochense de turismo participaron en la feria mas importante de America Latina.
La licenciada Ana Claudia Caram sub directora de turismo de la Comuna de Rocha dijo a Rochaaldía que participar en esta feria siempre está la posibilidad de conocer, contactar con profesionales e interesados en el sector, abrir las puertas de nuestro destino para seguir atrayendo visitantes.
Por otra parte, dejando de lado el resultado inmediato o
primario que pueda tener, en ferias tradicionales como FIT tenemos que estar,
tenemos que marcar presencia , es la vidriera en la cual se puede mirar el mundo e interactuar cada año con la
industria turística global que se despliega en Buenos Aires.
Allí se reúnen los
protagonistas del sector renovando la oferta y actualizando las tendencias del
negocio en un contexto cada vez más original.
La presentación oficial de Rocha se realizó el domingo 4 de noviembre ,lanzamiento de
Quienes visitaron el stand de Rocha degustaron vinos y licor de butia , participaron en importantes sorteos y se llevaron muchos folletos para informarse sobre los bellos lugares que Rocha invita a descubrir.
Reina absoluta y silenciosa del paisaje rochense, "la
orquesta de las palmas" -tal como la llamó
Carlos Roxlo en la poesía que
dedicó a su belleza- posee una magia que atrapa al visitante. Miles y miles de
palmeras dos y tres veces centenarias conforman un paisaje único e irrepetible,
"deleite de los ojos y encanto de las almas", según el poeta.

La butiá se distingue de las otras especies de palmeras que
crecen en Uruguay, entre otras cosas, por el color verde ceniciento de sus
hojas. Crece fundamentalmente sobre suelos planos e inundables, aunque también
se la encuentra en zonas serranas, integrada al monte indígena.
Su tronco mide entre siete y nueve metros de altura y entre
40 y 60 centímetros
de diámetro. Cada palmera posee hasta 25 hojas compuestas que miden entre dos y
tres metros de largo, con un eje central (raquis) del que parten cada una de
las hojas individuales, denominadas pinnas.
Las palmeras tienen, a veces, una serie de plantas que
crecen sobre sus copas, como el higuerón, cuyas semillas transportadas por los
pájaros germinan sobre la palma, la abrazan y pueden llegar a estrangularla.
Café, miel y colchones
Los frutos de estas palmas -llamados coquitos o butiá-
tienen forma ovoide, son de color amarillo anaranjado y son comestibles, de
sabor agridulce. La floración comienza generalmente en enero, si bien las
plantas viejas no florecen todos los años. El butiá madura en la primera
quincena de abril.
Los coquitos, además de comerse frescos en estación, son
usados con varios fines. Macerados en alcohol producen un buen licor, la tradicional
caña con butiá que suele ser vendida por puesteros al costado de la ruta 9;
hervidos en agua con azúcar dan "miel de coquito". También son usados
como alimento para los cerdos. Engordados con butiá, dicen en Rocha, su carne
adquiere un sabor y aroma especial.
Pero las posibilidades de aprovechamiento económico que
ofrece esta palmera exceden a sus frutos. Las semillas, molidas y tostadas, son
utilizadas para hacer el llamado café de coco -que se toma como infusión,
mezclado con leche o café, o agregado al mate- y son, además, ricas en aceite
de alto contenido calórico. Las hojas se emplean como forraje para el ganado en
tiempos de sequía y la fibra que de ellas se obtiene se emplea para rellenar
colchones y fabricar felpudos o esteras.
Además, la miel que producen las abejas en la zona del
palmar, está basada fundamentalmente en el polen de butiá, lo que le confiere
un color ámbar claro y una alta calidad. PROBIDES y -la Facultad de Agronomía han
desarrollando, junto con productores de Lascano, un proyecto para producir
artesanalmente este tipo de miel, sin agregados químicos.
Salven el palmar
El palmar de Castillos está ubicado al sur del departamento
de Rocha, en una zona fundamentalmente ganadera. Es en él donde el bosque tiene
una mayor densidad, llegando a las 480 palmeras por hectárea.
En cambio, los palmares de San Luis, en el norte del
departamento, se encuentran en una región dedicada al cultivo del arroz, son
más ralos y están peor conservados.
La palmera butiá no corre riesgo de extinción, pero sí el
palmar, hoy compuesto casi exclusivamente por palmeras que ya tienen una edad
estimada de entre 200 y 300 años. El envejecimiento del palmar se torna
dramático porque el ganado se come las plantas jóvenes, por lo cual los
ejemplares no se renuevan. La agricultura lo afecta aún más negativamente,
puesto que altera la estructura del suelo y de su ecosistema.
La conservación del palmar no es una tarea fácil.
Experimentos realizados en zonas donde se ha excluido al ganado han tenido un
éxito parcial al crecer una gran cantidad de retoños, pero muchos de éstos
murieron por tener un crecimiento más lento que otras plantas, no pudiendo
competir con ellas por la luz del sol. Las nuevas palmeras solo tienen éxito en
lugares serranos bien protegidos, en la orilla de los arroyos y en los bordes
de las carreteras, donde no accede el ganado.
Preservar los palmares de Rocha es un desafío que enfrenta
el país, tanto por su potencial económico como por su valor cultural y
paisajístico.
fuente | www.probides.org.uy