
Stephanie y cuatro amigas decidieron pasar un fin de semana
en Punta del Diablo, uno de los balnearios de Rocha que se caracteriza por sus
fiestas, boliches y gran cantidad de jóvenes que llegan en verano a lo que
alguna vez fue un pueblo de pescadores. Hicieron las reservas días atrás en un
hostel del lugar a través de booking.com, un sitio web que ofrece reserva para
25 hoteles y hostels en el balneario, pero cuando llegaron las reservas no
existían. Solo había lugar para tres personas, pero ellas eran cinco, por lo
que el dueño del hostel les ofreció como solución colocar unos colchones en el
piso, pagando lo mismo que por una habitación con cinco camas. Tras intentar
negociar con el dueño, y sin una solución que las convenciera, las jóvenes
abandonaron el lugar.
Esta historia se repite: otro grupo de jóvenes que llegó
antes tuvo el mismo problema, pero decidió quedarse en una carpa al costado del
hostel, pagando el mismo precio que por una habitación. En otro hostel del
balneario, se puede alquilar, por la noche, un puff o hamaca paraguaya que se
encuentra en una parte techada del establecimiento, con acceso a todos los
servicios del hostel.
El director de Turismo de la Intendencia de Rocha,
Pedro Quartino, dijo a El Observador que esto también ocurre en otras partes de
Rocha en donde “apareció un mercado que hace unos años no estaba dispuesto a
pagar por las condiciones que esos lugares presentan, y que hoy se llenan”.
Quartino dijo a El Observador que “la mitad de los hostels”
operan clandestinamente. Estos son en realidad casas grandes en las que los
dueños alojan personas cobrando dinero por noche, al igual que lo hace un
hostel habilitado, pero sin la infraestructura necesaria, ni las habilitaciones
correspondientes.
La ordenanza vigente para la habilitación de hostels y
hoteles, disponible desde noviembre de 2011, prohíbe que se usen carpas como si
fuera una habitación más del lugar. La ordenanza establece, además, que debe
haber dos baños por habitación con 10 camas, algo que no se cumple cuando el
hostel en realidad es una casa, ya que los dueños construyen más habitaciones
pero no acondicionan ni el pozo negro ni construyen más baños. “No es lógico
que una casa normal para seis personas, con determinado pozo negro, esté
alojando a 20 personas”, dijo Quartino. Según contó, en algunos hostels se
colocan carpas que se cobran al mismo precio que una habitación ordinaria y
utilizan el mismo baño que los otros huéspedes.
Quartino admitió que la cuadrilla de inspectores con la que
cuenta el departamento no da abasto para controlar los hoteles y hostels de la
zona. Sin embargo, en la
Junta Local de Punta del Diablo dijeron que el balneario
tiene alrededor de 20 hostels funcionando, todos con habilitación, aunque
admitieron que hay casos de casas grandes que alquilan dos o tres habitaciones
por separado.
Según cuenta Quartino, la Intendencia de Rocha
notificó en junio y julio de 2011
a los dueños de los hostels que debían realizar trámites
de habilitación, ya fuera por primera vez o para renovarlos, pero en algunos
casos recién se enteraron en diciembre. Lo que ocurre es que los propietarios
de los hostels no viven en el departamento y fuera de temporada abandonan los
establecimientos, y en algunos casos no queda nadie cuidando, por lo que la
notificación, que tiraron debajo de la puerta, no fue leída hasta que comenzó
la temporada.
Alquileres
Otro de los problemas que identificó el director de Turismo
de Rocha es que los turistas alquilan casas a particulares sin ver las
condiciones del lugar previamente, basados únicamente en la descripción de los
oferentes, por lo que terminan siendo estafados.
Los alquileres por inmobiliaria no superan el 25% en el
departamento, dijo Quartino y agregó que una vez que alquilaron a un particular
no tienen con quién quejarse, ya que solo las inmobiliarias pueden dar
garantías.