miércoles, 17 de agosto de 2016

Talvi propone líneas de acción en economía, educación y seguridad en su ciclo Encuentros Ciudadanos.

En la noche de hoy  a las 20 horas en el salòn de eventos del Centro Comercial de Rocha ,se realizara una disertaciòn del Dr. Ernesto Talvi, Director Académico de CERES, denominada Encuentros Ciudadanos, en el cual CERES tomará contacto directo con los Rochenses  para comunicar su visión sobre los grandes desafíos que a Uruguay le toca enfrentar y realizar su aporte para abordarlos  “Por el Uruguay que Soñamos: Desarrollo Económico y Educación, Compromiso de Todos”.

Talvi comentó a Rochaaldìa que la conferencia es  abiertas al público donde se pretende no solo presentar la visión que CERES tiene sobre la situación del país, sino contribuir a la transformación de la realidad promoviendo un debate público de ideas sobre el Uruguay que soñamos, guiado por una actitud contra la resignación y en favor de la rebeldía bien entendida, despegada del insulto y la agresión, y aferrada al “sí se puede”, al “no te rindas” al “tenemos un sueño y es un sueño posible”.



PREOCUPACIÓN, FRUSTRACIÓN Y DESENCANTO

Los ciudadanos han sido ganados por la preocupación, la frustración y el desencanto y la desesperanza, dijo Talvi. Preocupación motivada, entre otros factores, por una economía a la que se le pararon los motores. Tras años de una bonanza alentada por un contexto internacional y regional tremendamente favorable, la situación internacional y regional cambió para peor.

Como consecuencia el crecimiento económico se detuvo, la demanda de trabajo se enlenteció, se perdieron empleos y los ingresos dejaron de crecer. La inflación y el tarifazo descargado sobre la población por un gobierno imposibilitado de financiar con ingresos ahora menguados el gigantesco aumento del gasto público generado durante la bonanza, hacen que el salario rinda cada vez menos. Si se hubiera sido previsor y ahorrado en tiempos de bonanza, sostuvo, hoy se podría estar bajando impuestos y tarifas públicas en vez de subirlos, bajando costos a las empresas, en especial a la contratación de mano de obra para evitar que dejen personal cesante, e invertir en obras de infraestructura para compensar la retracción del empleo en la industria de la construcción. Pero ahora nos hemos quedado sin margen para hacerlo, sentenció.

Pero a los uruguayos no les preocupa sólo la economía, agregó. También nos preocupa y mucho el estado de la educación que año tras años se deteriora ante nuestros propios ojos. Apenas un 41% de los jóvenes entre 18 y 25 años que están entrando a la fuerza de trabajo tiene secundaria completa, y esta cifra cae al 13% en los contextos vulnerables. Y los que se quedan en el sistema educativo están aprendiendo poco. De acuerdo a las pruebas internacionales en matemática, ciencia y compresión lectora casi el 50% de nuestros jóvenes, es decir, uno de cada dos, no reúnen las destrezas mínimas para insertarse productivamente en el mercado laboral y en la sociedad del conocimiento. Es decir, no son fácilmente empleables por la economía formal. Estos números se elevan a un escalofriante 80% en los contextos más vulnerables.

Y a los uruguayos, dijo, también nos preocupa la creciente inseguridad con la que vivimos, ganados como estamos por el temor por nuestra seguridad personal y la de nuestros hijos. Y como no habríamos de estarlo, acotó, si mientras disfrutábamos de la bonanza económica más espectacular en 50 años los delitos violentos se multiplicaron: las rapiñas (que involucran la violencia física o amenaza de violencia física) se multiplicaron por tres y también crecieron los homicidios raíz de la irrupción de las narco mafias en la vida del país.

Talvi comentó, que estos resultados en materia de economía, educación y seguridad explican en buena medida la frustración que sentimos buena parte de los uruguayos. Y estos magros resultados ocurrieron a pesar de haber contado con recursos en abundancia y que en la última década posibilitaron que se duplicara el gasto en educación y en seguridad.

Y con la frustración los uruguayos hemos sido ganados por el desencanto y la desesperanza, acotó. Pensábamos que íbamos a lograr otra cosa, que íbamos camino a ser un país de primera y ahora nos queda la sensación de que nos quedamos varados. Sin un destino visible. Que aquella promesa no habrá de cumplirse. Que estamos esperando otro golpe de suerte mientras la vamos llevando. De golpe dejamos de creer en nosotros mismos y en nuestras posibilidades. De golpe nos olvidamos que para conquistar el futuro hay que construirlo.