Un equipo de la Comisión del Patrimonio Cultural de la
Nación que realiza relevamientos de sitios subacuáticos y marítimos de
importancia patrimonial en La Pedrera (Rocha), halló, el viernes 3, un cañón
sumergido de una antigua embarcación desconocida.

Los arqueólogos subacuáticos Valerio Buffa y Alejo Cordero
relataron a la Secretaría de Comunicación que luego de conocer la memoria oral
de los habitantes locales y trabajadores de distintos oficios, incluidos pescadores,
realizaron una serie de prospecciones, sin demasiadas expectativas, y limitados
por el tiempo debido a las condiciones climáticas adversas.
En una zona rocosa, de difícil acceso, próxima a la costa y
a una profundidad de entre 2.5 y 3 metros, los especialistas encontraron un
cañón de hierro. Sorprendidos, se preguntaron: “¿Cómo está aquí esto?”.
Los arqueólogos indicaron que “estamos ante un sitio de
naufragio”. Agregaron que “no se conoce en los anaqueles históricos un
naufragio específico en ese lugar y no está referenciada qué embarcación es”.
La pieza hallada es una carronada y sus inscripciones ayudarán a aclarar su
origen.
Verificar el origen de la pieza
Buffa y Cordero explicaron que el objeto encontrado se trata
de una carronada. Este es un tipo de cañón corto instalado en la toldilla de
una embarcación, en la popa, a modo de instrumento auxiliar. Fue ideado por el
inglés Boyne y utilizado por naves inglesas, francesas y españolas.
En comparación con los cañones normales la carronada era de
fácil manejo, mayor calibre de los proyectiles y representaba menor riesgo a
quienes lo manipulaban. Se podía hacer con él un fuego más vivo y mejor
dirigido aunque tenía menor alcance y las cubiertas de los navíos sufrían daños
con sus disparos.
La pieza encontrada tiene un largo de entre 1.30 y 1.50
metros, pesa entre 180 y 200 kilos y el calibre es de 4 libras (casi 5 kilos).
El proyectil del arma podría llegar a tener 4 kilos de peso. Además, lleva una
inscripción —que aún no fue copiada para su estudio— que luce corroída por la
arena que la fue erosionando.
Las hipótesis de trabajo de los investigadores indican que
la carronada dataría de finales del siglo XVIII y principios del XIX (de 1780 a
1820, aproximadamente). Algunas características específicas de la pieza, además
de la inscripción, podrían indicar que sería francesa, pero los investigadores
indicaron que es necesario verificar.
“Esto no quiere decir que estemos ante un naufragio francés
porque, en esa época, a medida que se tomaban las embarcaciones, era usual que
se robaran las piezas de artillería”, apuntó Cordero.
No se puede aseverar que la embarcación perteneciente a la
carronada haya sido de guerra porque, según aclararon los entrevistados, los
barcos interoceánicos de la época, inclusive mercantes y de correo, estaban
artillados.
Tampoco habría de extrañarse si, efectivamente, fuera un
barco francés porque, a pesar de tener vedado, durante el siglo XVIII, el
comercio en las costas de la Banda Oriental, igualmente los franceses
comerciaban en la isla de San Gabriel con los corambreros guaraníes en la
actual Rocha.
Momentos finales de la embarcación
Los relatos locales sumados a los elementos encontrados
anteriormente en el área, como una campana y objetos menores, además de la
ubicación del cañón en la zona de afloramientos rocosos dibujan, en las mentes
de Cordero y Buffa, una secuencia de los momentos finales de la embarcación.
Ambos creen que el barco intentó ingresar o salir del Cabo
de Santa María, hoy puerto de La Paloma, y fue atacado por un viento del sur
suroeste que lo arrastró desde ese punto hasta el actual balneario La Pedrera.
En el trayecto se fue destruyendo y lo último en desarmarse fue la escotilla,
sobre la costa.
“Como todo hallazgo fue una gran sorpresa y alegría
profesional e institucional, pero tenemos que ser cautelosos”, afirmó Quintela.
El jerarca indicó que ya hubo contactos con la Prefectura Naval del puerto de
La Paloma a fin de mantener el área bajo vigilancia.
Además de los arqueólogos subacuáticos Valerio Buffa y Alejo
Cordero, el equipo de trabajo de la Comisión de Patrimonio Cultural de la
Nación incluye al instructor de buceo y fotografía submarina, Ismael Cordero y
al especialista en magnetrometría, Zacharías Weissman.