Pablo Mieres
El gobierno anuncia que este viernes enviará al Parlamento
un proyecto de ley para regular la actividad de los medios de comunicación.
Según la información brindada en las últimas horas, este proyecto tendrá nada
menos que alrededor de 185 artículos. Ya con ese adelanto, da para generar las
consiguientes alarmas.

Lo cierto es que el MPP anunció el sábado pasado que esta
norma proyectada es una de sus prioridades legislativas en lo que resta del
actual período de gobierno.
Es curioso porque quedó muy atrás la respuesta categórica
del Presidente Mujica cuando dijo que si le acercaban un proyecto de ley para
regular los medios de comunicación, “lo echaría a la papelera”.
Este es un tema muy preocupante porque está directamente
vinculado a la calidad y la profundidad de la democracia. Un indicador tan
fuerte como el propio criterio de la regla electoral para establecer los
parámetros que miden la democracia de un país es la libertad de expresión, el
pluralismo y la total libertad de los medios de comunicación.
Por lo tanto, cualquier norma que regule la actividad de los
medios de comunicación debe ser extremadamente cuidadosa de no afectar
libertades y garantías que están en la base del funcionamiento de una sociedad
democrática. Si una norma, además, contiene centenares de artículos, las
prevenciones aumentan sustantivamente en la medida que presuponen una red de
regulaciones extremadamente compleja y muy posiblemente minuciosa, por lo que
la posibilidad de que este tipo de regulación esconda limitaciones
significativas, es seguramente mayor. No hay que olvidar, en este sentido, que
el propio Presidente también dijo en su momento que no había mejor ley de
medios que la que no existe.
Como en tantas otras cosas, la máxima que orienta el
accionar del Presidente, lejos de ser su consigna de campaña “el Pepe tal cual
es”, por el contrario consiste en reafirmar su sinuosa y célebre frase “como te
digo una cosa, te digo la otra”.
Vamos a esperar a conocer los contenidos para fijar una
opinión definitiva sobre el punto, pero “cuando el río suena, agua trae”.
De todos modos, y mientras tanto, hay que señalar que el
Presidente está demostrando una enorme ingratitud hacia los medios de
comunicación, porque contra toda la “ideología dominante” que ha vendido en su
discurso la izquierda tradicional frenteamplista, el gran favorecido de la
actividad mediática, al punto de haber sido uno de los más poderosos factores
que lo llevó a la Presidencia, ha sido justamente su presencia mediática.
El personaje de “el Pepe”, clave de su éxito electoral y de
su popularidad, es más que nada una enorme construcción de imagen política
proyectada y multiplicada a través de un enorme eco mediático. No hay que
olvidar que uno de los famosos canales, que supuestamente están al servicio de
la “oligarquía”, cuando la figura de Mujica era simplemente un legislador
pintoresco, le otorgó un programa especial en horario central, fuera de toda la
grilla corriente, dirigido a promover y glorificar la figura del Pepe Mujica.
La presencia del actual presidente en los informativos de
horario central de la televisión uruguaya, no ahora que es Presidente, sino
cuando ni siquiera el Frente Amplio había ganado el gobierno, fue sin duda
avasallante y seguramente de las más frecuentes durante largos años en nuestras
pantallas de televisión.
El colmo de esta situación ocurrió en una de las ediciones
centrales de un informativo de uno de los canales privados en la que llegamos a
contar tres notas diferentes con declaraciones del mismo Mujica sobre
diferentes temas en una hora de informativo.
El actual presidente fue y sigue siendo, sin dudarlo, el
“niño mimado” de los medios de comunicación.
Por supuesto que porque sus declaraciones (en su forma y muchas veces en su contenido) muy frecuentemente tienen “jugo”. Pero lo que a muchos cuesta enormemente aparecer en los medios de comunicación más importantes, para Mujica era y es “pan comido” (como él mismo diría).
Por supuesto que porque sus declaraciones (en su forma y muchas veces en su contenido) muy frecuentemente tienen “jugo”. Pero lo que a muchos cuesta enormemente aparecer en los medios de comunicación más importantes, para Mujica era y es “pan comido” (como él mismo diría).
Es más, las mediciones de notas y reportajes televisivos
realizados por los canales privados durante la campaña electoral de 2009
indicaron que el espacio dedicado a cada una de las fórmulas presidenciales
mantenía una exacta proporción con los votos obtenidos por cada uno de los
partidos. Es decir que casi la mitad del tiempo periodístico (no publicitario)
asignado por los canales de televisión a reportajes o notas políticas fue
dedicado a la fórmula presidencial del Frente Amplio.
No sé de qué se quejan. No sé por qué desde hace años
tenemos que escuchar la cantinela, parte de la lógica ideológica de la
izquierda tradicional con aspiraciones hegemónicas, de que los medios hacen el
juego a la burguesía y perjudican a los partidos representantes de los
intereses populares. Nada de eso se constata en un análisis neutral y objetivo
de las políticas seguidas por los medios de comunicación en la cobertura periodística
cotidiana.
Sin embargo, cuando se anuncia que se enviará al Parlamento
un proyecto de ley de medios de casi doscientos artículos y se contempla un
panorama terriblemente negativo en los países de la región que han avanzado en
legislaciones recientes sobre estos temas con perfiles absolutamente
excluyentes y de corte autoritario, no podemos hacer otra cosa que preocuparnos
y prepararnos para defender el pluralismo, la tolerancia y la libertad de
expresión.
Es por lo menos curioso que el Presidente envíe esta norma
al Parlamento después de haber pasado todo el mes de abril recordando las
Instrucciones del año XIII, las que en uno de sus apartados señala con
contundencia en su artículo 3: “Promoverá la libertad civil y religiosa en toda
su extensión imaginable." Seguramente será otra de las flagrantes y
frecuentes contradicciones e incoherencias a las que cada vez nos acostumbra
más el Presidente de la República.