En el Chuy, un gerente de un cambio formal dijo a El
Observador que allí operan tres cambios informales que cuentan con una
dirección fija, pero que prefiere no denunciarlos porque él mismo comenzó su
experiencia en el negocio operando "un cambio en negro".
"Todos empezamos como cambistas a nivel no oficial,
pero se oficializaron casi todos", dijo este ejecutivo, que no quiso
dar el nombre.
En 2013 bancos de Brasil detectaron operaciones de lavado de dinero, bajo distintas modalidades, a lo largo de la frontera con Uruguay. Un informe elaborado por el área de prevención de lavado de activos del banco Santander de Brasil señaló que las casas de cambio reciben dinero de comerciantes brasileños de Santana do Livramento. Estos aceptan pagos en pesos uruguayos, pero en lugar de cambiarlos en Rivera operan en casas de cambio que les facilitan hacer depósitos y transferencias a cualquier banco de Brasil. Mientras tanto, en el Chuy preocupa el movimiento sin control de dinero en efectivo, señaló dicho banco.
El titular de la Secretaría Antilavado de Uruguay, Daniel Espinosa, dijo que la frontera se presta para la existencia de cambios informales debido a que hay mucha actividad comercial en efectivo.
Según la información del BCU, en los últimos cinco años se realizaron 76 actuaciones en todo el país a base de denuncias contra cambios. Como resultado, en 20 casos se logró constatar que se realizaban operaciones no autorizadas.
Para controlar todos los cambios del país, el BCU cuenta con un equipo de cinco personas.
Por esta razón, un cambio puede pasar varios años hasta recibir una inspección. El mayor control se lo llevan las casas de servicios financieros, dijo Espinosa, es decir cambios que pueden hacer transferencias al exterior y que por lo tanto suponen un riesgo mayor.